10 de Octubre
Hoy celebramos a Santo Tomás de Villanueva, un enamorado de la caridad y de la Palabra de Dios.
Lo cierto es que no era de Villanueva sino de Fuenllana. Manchego, pues. En Villanueva tenía las posesiones su familia y allí vivió su niñez.
Y, como ya desde pequeña, la cabra tira el monte, el niño Tomás sermoneaba a todo el que se le ponía por delante (familiares, amigos, vecinos) e iba haciendo desaparecer las gallinas del corral. No era mago, las regalaba a los pobres que encontraba.
Fue un sabio y eso le costó que lo nombraran Arzobispo de Valencia, cuando él lo que quería era ser el último mono del convento de los agustinos. De obispo el único ropaje que usó fue el sombrero "es que dicen los curas que sin esto no soy obispo".
Murió en una cama prestada porque había regalado todos sus bienes a los pobres.
Tremenda sorpresa se llevaría al llegar al cielo y ver la habitación que tenía reservada allí.
Celes Tino
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