30 de Enero
¿A que nunca habéis oído hablar de Santa Batilde? Pues ya os podéis agarrar bien porque estamos ante una mujer realmente extraordinaria en su fe, en su inteligencia y en su vida.
Era esclava en el palacio del alcalde Erchinoaldo y por su virtud, responsabilidad e inteligencia, el alcalde la puso a cargo de los asuntos importantes de la casa. Allí la conoció el rey francés Clovis II que la liberó y se casó con ella el año 649. ¡Para que luego digan que no existe el príncipe azul!
Batilde siguió siendo la misma mujer humilde, piadosa y generosa con un corazón enorme para con los pobres.
Muerto su esposo a los pocos años, le tocó gobernar como regente, elegida para ello por la asamblea de nobles. Aprovechó la regencia para abolir el comercio de esclavos y fundar la abadía de Chilles, cerca de París. Además fundó varias instituciones de caridad y hospitales.
Una vez su hijo asumió el poder, Batilde se retiró a la abadía fundada por ella, donde pidió ser la última de las monjas y dedicó el resto de sus días a la oración y el servicio a los enfermos.
Pasó de esclava a reina, de reina a esclava de los enfermos, esta vez de forma voluntaria, y de ahí nuevamente a reina en el Reino de Dios.
Celes Tino
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