San PEDRO de SEBASTE
Aquí sí podemos decir con toda justicia que de casta le viene al galgo porque hoy celebramos a San Pedro de Sebaste, el décimo y último hijo de una familia marcada por la santidad. Santa es su abuela, Macrina, santos sus padres, Basilio y Emelia, y santos tres hermanos suyos, Basilio, Gregorio y Macrina.
Quedó huérfano siendo aún un bebé y su hermana se encargó de él, dándole una educación cristiana de primera especial. Le vino de perlas porque Pedro quería ser monje.
Su madre había fundado dos monasterios, uno femenino y otro masculino en el que ingresó nuestro santo. Cuando su hermano Basilio tuvo que dejar el monasterio al ser nombrado obispo de Cesarea, Pedro pasó a ser el superior, cargo en el que destacó por su prudencia, equilibrio y piedad. Sólo dejó de ser prudente cuando se desató el hambre en la región y repartió a manos llenas todas las provisiones que conseguía el monasterio. Si alguien le aconsejaba pensar primero en los monjes su respuesta era que el primer puesto es siempre el de los pobres.
En 380 fue nombrado obispo de Sebaste donde tuvo que enfrentarse al arrianismo y el año 391, después de haber asistido también al concilio de Constantinopla, entregó su alma al Señor.
Celes Tino
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